SANTIAGO.- Sudáfrica conmemora este miércoles el centenario de Nelson Mandela (1918-2013), el primer Presidente de la democracia multirracial en el país tras la caída del régimen del «apartheid», considerado una figura de la democracia y la lucha contra el racismo en todo el mundo.
El famoso político tuvo una carrera marcada por la búsqueda de la paz en su país y por el fin a la segregación. Su legado ha trascendido las décadas y las fronteras, siendo una figura reconocida en todo el planeta.
Su historia
Desde joven vivió la discriminación racial cuando estudió Derecho en la Universidad de Witwaterrands. En 1944 se unió al Congreso Nacional Africano (CNA), organización que sería la semilla de la lucha contra el apartheid.
Se posicionó como el líder de la ofensiva contra la segregación, por lo que fue detenido y procesado por conspirar para derrocar al Gobierno. Fue condenado a cadena perpetua el 12 de junio de 1964.
Antes de entrar a la cárcel, Mandela pronunció su famoso discurso «Estoy preparado para morir».
«He anhelado el ideal de una sociedad libre y democrática en la que todas las personas vivan juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir y que espero lograr. Pero si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir«, dijo «Madiba».
Pasó por varias cárceles mientras el régimen del apartheid se debilitaba por la presión internacional.
«He anhelado el ideal de una sociedad libre y democrática en la que todas las personas vivan juntas en armonía y con igualdad de oportunidades» Nelson Mandela
Tras 27 años y medio de cautiverio, Mandela fue liberado. Tras eso, en 1991, fue elegido presidente del Congreso Nacional Africano (CNA) y negoció con el Gobierno el fin del conflicto. Por esa acción, recibió el Premio Nobel de la Paz.
En 1994 se convirtió en el primer Presidente negro de Sudáfrica con el 62,65 % de los votos. Tras ello, buscó la integración entre blancos y negros, donde recurrió a diversos hechos para despertar el sentimiento de unidad entre los sudafricanos, como el Mundial de Rugby de 1995.
Tras dejar la política, Mandela siguió actuando como mediador en procesos de paz como el de Burundi y centró sus esfuerzos en su Fundación para promover la libertad e igualdad para todos.
Celebración del centenario
Los logros de Mandela han hecho que sus 100 años sean celebrados en grande. Numerosos actos tendrán lugar a lo largo de este año para conmemorar el nacimiento de Mandela. Entre ellos, una caminata en Johannesburgo encabezada por su ex mujer, Graca Machel, la publicación de las cartas que el líder sudafricano escribió en la prisión y la impresión de un billete de banco en su memoria.
«Yo creo en la visión de Nelson Mandela. Creo en la visión de igualdad, justicia, libertad y una democracia multirracial, construida sobre la premisa de que todos somos creados iguales. Necesitamos más cooperación global, no menos», dijo el ex Mandatario en el evento.
También, los duques de Sussex inauguraron en Londres la exposición «Nelson Mandela Centenary Exhibition» para conmemorar al líder.
Sudáfrica: ¿El legado de Mandela es suficiente?
Pese a la ánimos de celebración, el país de Nelson Mandela tiene grandes problemas que enfrentar.
«El racismo sigue estando presente en un país donde persiste la pobreza y es el más desigual del mundo», indica el Banco Mundial.
Aunque el legado moral del «padre de la nación» siga vigente y se haya convertido en patrimonio de la humanidad, para un gran sector de la población esa herencia no culminó en una emancipación real, ya que más de la mitad de los sudafricanos viven con pocos recursos.
Según el Banco Mundial, el 1% mejor posicionado de la sociedad sudafricana posee el 70,9% de la riqueza total del país, mientras que el 60% con menos recursos -por razones históricas, mayoritariamente población negra- concentra solo el 7%.
«Todavía tenemos un largo camino por recorrer», señaló el lunes Graça Machel, ex señora de Madiba. Coincidiendo con el centenario de su nacimiento, la fundación Mandela pidió a los sudafricanos «actuar e inspirar el cambio».
A esto se añade un contexto de corrupción generalizada durante la presidencia de Jacob Zuma (2009-2018). Los escándalos llegaron a ser tan graves que su propio partido forzó su renuncia en febrero pasado.
Al asumir el cargo, su sucesor, Cyril Ramaphosa, apeló precisamente al legado ético de Mandela para trabajar por una Sudáfrica más justa, pese que muchos ciudadanos creen que ya no es suficiente.
Fuente: Emol.com